(El día que desperté a mitad de la noche con la sensación de que la vida se me iba, y yo acá, pensando en vos)
Lo pasado, fue pisado. Hecho.
Terminado. Pero, ¿qué pasa si, con mi mente, sigo dando vueltas al pasado que
pisé? ¿Y si sigo recorriendo viejos caminos, investigando recovecos y analizando
antiguos senderos? A pesar del tiempo que pasa, como siempre, sin prisa pero
sin pausa, sigo en sueños pisoteando mi pasado, pensando que tal vez, en su
momento, podría haber pisado mejor.
Pero pisé y resbalé, y caí y demoré en levantarme. Y el Tiempo
no me esperó, siguió su camino implacable sin siquiera extrañarme.
Y en mi prisa por alcanzarlo, avancé de rodillas,
arrastrando el dolor de mi caída. Avancé de rodillas trastabillando a veces,
mirando atrás silenciosa, olvidando que Él está allá, adelante, sin poder
detener su camino, avanzando.
Despacito,
estoy de pie. Primero una pierna, luego la otra. Y me acerco a mi futuro, a mi
presente que no quiero perder. Aunque aún sienta el escozor de las heridas de
mi caída y la nostalgia de mi cuerpo todavía inmaculado, avanzo con precisión, determinación,
fuerza. Miro atrás sólo para recordar que no debo volver a resbalar. Y alcanzo
al Tiempo de un salto, esperando que me crezcan alas para remontar el viento,
sortear obstáculos y olvidar que una vez, allá abajo, yo te amé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario